Monday, October 13, 2008

La Mariposa


Fotografía extraída de Duiops.net





Esa mariposa blanca y amarilla
que pasa silenciosa con su luz
(entre nosotros)
está perdida…. alteró su trayectoria
aunque ella aún no lo sepa.
Atraviesa nuestro instante
como un sorbo de espera ilusionada,
como un reflejo de tu alma
abierta sobre mi pecho
en medio de esta tarde de sol,
(tan leve)
y su sola figura ahuyenta los desastres
del avance implacable del otoño;
amansa las mareas oceánicas;
nos obliga a volar entre sus alas…
(que son segundos de fuego)

Esa mariposa de insolentes colores
que roza la fantasía
de posarse en mi mano… esa…
¡Afortunadamente para ti, par mi!
cambió su rumbo…

(se desprendió del aire)
Aunque ella aún no lo sepa.

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Sunday, August 17, 2008

El último tren a katanga de doña Eugenia.



El día en que ella le conoció, él estaba despachando unas mollejas en la pollería más concurrida del mercado. Ella le miró con cierto repelús y él, en una chispa quizás de coquetería se recogió el flequillo tras la oreja llenándose de sangre el pómulo derecho y sus contornos… La suerte estaba echada.

Doña Eugenia, una mujer de Vallecas de toda la vida (ardiente, aunque sin restos visibles de sus ascuas). Ya casi cincuentona , ella, aunque aún turgente y guapa. Más bien seca en el modo que gentil, solitaria y sola como pocas mujeres de su edad. Profesora de filosofía en el instituto (día y noche por cierto, algunas veces). Y Manolillo… el nuevo chico de Bernardo, el pollero, a quién la idoneidad de su negocio ponía en la habitual obligación de buscar algunos ayudantes esporádicos.


Manolillo... tímido y silencioso. Escondiendo bajo su ted sonrosada algunas calenturientas fantasías sobre los humedecidos escotes de sus clientas, y quién sabe cuantas más locuras que atormentaban sus mañanas de trabajo. Y hacían rebosar ferbientes espinillas purulentas en su sudoroso rostro.


Manolillo, a quien miraba Eugenia tan fervorosamente, mientras él cortaba las alitas y limpiaba las mollejas con ese torso de héroe helenístico tallado en alabastro.

¡Ay! Lo que es la vida…

Demasiada compra la de Eugenia, para poder llevársela ella sola… esa mala costumbre de congelar la carne… Y Bernardo saliéndole al encuentro…

-Ya te la lleva luego el chico, Euge, no hay problema ninguno. Una clienta como tu. ¡Faltaría mas! Si puedo te la llevo yo mismo por la tarde… ¡Ay! Qué mujer esta.

Los laberintos de la vida se suelen tejer en silencio, como ocurrió aquella mañana. El destino, per se, actúa de este modo, sin darle rienda suelta alguna a la patética dejadez de nuestro ego (a su laxa quietud infructuosa).

Entonces resulta que una larga mano blanca llama al timbre de Eugenia, cuando ya es casi de noche. Una mano que tiembla esperando en la puerta y una mirada temblorosa en la mirilla… Explorando los posibles restos de la sangre endurecida, sobre el pómulo. Lo demás: el saludo de rigor habitual de cualquier economato (“pollerías López ¿me puede abrir?”), un cuerpo musculoso e inexperto temblando de ansiedad, un cuerpo cansado de madurez temblando de soledad. Un silencio, un encuentro asombrado…


¿Se lo pongo todo aquí, señora? Si, pónmelo todo ahí. Ahí estará muy bien.

Entonces resulta, que él lo pone todo, todo y también ella. Y juntos lo pierden todo y lo ganan durante unos instantes...Unas horas quizás impregnadas de fuego y de Otoño. Porque hay veces en que la oscuridad se adueña del silencio y los cuerpos más valientes se encuentran y resuenan como peces lascivos que no saben morir.

-¿Volverás mañana?
-Claro que si, señora. Si don Bernardo me manda y usted me abre la puerta…volveré.

Monday, July 28, 2008

De Desiertos y Flores.


Hay un desiertoque viene,

algunas veces,

a habitarnos el alma.

A inundar con su sed

la mirada

de todo nuestro cuerpo...

Entonces... el milagro

es una flor que nos nace por dentro

y que crece y crece,

inevitablemente hacia la luz,

inevitablemente...

hacia la muerte.
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Friday, July 11, 2008

UN MICRO SOBRE UN GESTO DE AMOR INCOMPRENDIDO


LA CONFUSIÓN PRIMERA



En la gran sala luminosa todos afirman que el parto ha sido un éxito y parecen celebrar mi sonoro llanto… ¿Acaso nadie entiende mis motivos? Ayer mamá me acariciaba a través de su barriga repitiendo lo mucho que me amaba. Y hoy… acaba de expulsarme a empujones de su cuerpo.

Thursday, June 05, 2008

El No-Dolor


Yo no sabría explicar por qué
tu gesto, algunas veces,
es una espada limpia
que desgarra un mecanismo
que sólo nos duele a mi
y a las mañanas tenues del invierno.

Se clava en los extremos de mis alas.

Tu no-dolor detiene el mundo…
Estaciona el crecimiento de las flores;
envilece
las anacondas de mis manos.

Luego…
la transparencia de tu satisfacción
(que no roza, siquiera, mis heridas)
se va haciendo, sin que yo pueda evitarlo…
deliberadamente infinita,
demoledoramente infinita,
absurdamente infinita,
atronadoramente infinita,
imperceptiblemente infinita,
ensangrentadamente infinita,
infinita por dentro
de un diminuto grano
de distante recuerdo.



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Tuesday, May 13, 2008

EVARISTO SE ESCONDE



El señor Evaristo se esconde en los armarios.

Es un hombrecillo enjuto que siempre está agitado y que se asusta cuando siente que le hiere la luz.

Suele parecer que está buscando algún objeto perdido por el suelo de su “otra dimensión”. Sueña con su galán y al mismo tiempo, ha de disimular, en el trabajo, y usar palabras duras de esas… que a él le han hecho tanto daño (mariconazo de mierda, puta loca, julandrón). Las dice y él mismo se sonroja al escucharlas.

Evaristo quiere encontrar a su hombre pero calla. Y entre miedo y deseo… continúa soñando.

A veces, el armario, es una cueva oscura y fría donde no cabe nada más que la soledad. Pero otras veces… entra un rayo de luz por la puerta entornada y entonces todo es magia:

Y si… la señora Manuela dejara de mirarme con recelo; y si… fuera su hijo Germán quien me mirara… ¡Ay! ¡Germán! Con sus ojos de pez y con ese cuerpo de arcilla… ¡Ay! ¡Germán! Con esa boca de fuego y esos labios rebosantes de frutas tropicales ¡Ay! ¡Germán!

Evaristo está paralizado por la complejidad de su secreto. Y la esperanza es una larva que crece inevitablemente en el centro de su estómago. Y le duele (le duele todos los días) como un flemón hinchado que exige reventar para calmarse.

Evaristo se lava las manos con colonia de hombre antes de fornicar en solitario con oscuros objetos y con fríos aparatos impotentes. Y después llora y llora con el cráneo sudado contra el espejo cruel y silencioso (cabrón insolidario que le devuelve al mundo sin haberlo pedido).

Evaristo se cansa de estar solo. De no escuchar otro jadeo junto al suyo… de no poder brindar, a una mirada cómplice, la última fantasía que pasa por sus ojos enrejados…

Evaristo se encoje desde dentro del armario y tirita de ganas de vivir.

Y mientras tanto… sigue muriendo de asfixia en los simétricos días mezquinos de su ordenada vida, en la oficina del banco. Y su mirada triste nos asalta de pronto ( a cualquiera de nosotros) desde un vagón de metro, desde el otro lado del semáforo; o mientras esperamos los ascensores del centro comercial… sin que sepamos comprender la esencia de esa tristeza.

Porque la soledad de algunos seres heridos por el miedo… es un universo cerrado y distante que envuelve más pasiones y ternura de las que nadie haya podido nunca imaginar.


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Monday, January 21, 2008

LUNÁTICOS

("Lunáticos" de Virgina Patrone)





El dolor es esa fruta vieja,
de sabor amargo,
de sabor intenso,
de sabor oscuro.

Es esa imagen que araña en el espejo
el terciopelo rojo…
Un sol descolocado que va absorbiendo
tu luz, tu sombra…
Que se lleva la paz
de tu desierto.

Amaste aquella balsa frágil del instante
que intuía la dicha
de perderse en la selva…
entre descubrimientos
y entre rosas de sangre.

Desgranaste la historia letal y adolescente
de los brillos de nácar…

Pero al fin…
Te aferraste al cuerpo descarnado de la vida.
Resignado a que te amase tu destino…
con sus huesos resecos y afilados.
Sus presagios, quizás,
pusieran en tus ojos esa nube
que lo humedece todo,
que te sitúa ya tan lejos
de las pequeñas voces de los mirlos.

Una noche más…
La música girando en tu cintura…
Y el alma de los gatos enredada
entre el oscuro túnel de tus ojos
y la paz silenciosa y puntiaguda del amor.


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(Agradezco sinceramente a Miguel Angel que me sugiriese y aportarse esta imagen como objeto de inspiración para un poema. ¡Un saludo Mikel!)