Wednesday, December 06, 2006

Cosas... sobre la vida de las setas


Alguien me dijo vagamente, que yo ya estaba muerto…
-Qué absurdo.
Cómo puede estar muerto alguien a quien nadie ni nada han matado. Alguien que camina a diario hacia su trabajo. Que regresa puntualmente a casa, todos los días.

¿Muerto…? Alguien que hace (con más o menos mezquindad) sus ordinarias compras, que efectúa un consumo razonable de objetos, de energías, de tiempo, de comunicaciones, de servicios…

Cómo puede estar muerto alguien que recibe a diario tanta correspondencia. Alguien que consta reflejado en la guía telefónica de su localidad; que efectúa sus pagos bancarios escrupulosamente; que asiste a compromisos sociales del ámbito laboral y familiar con envidiable aspecto.

¡Ja ja ja... ! muerto un tipo cómo yo. Que conduce el coche de la gama más alta de su clase. Alguien... que supo preocuparse desde tan joven, de no gastar la vida para poder conservarse intacto hasta el final.
¿Muerto yo?... Corrí a buscar la complicidad de mi rostro en el espejo… pero no la encontré.