Sunday, January 07, 2007

EL VIAJE

Creo que este viaje se está alargando mucho ¿no te parece, Teresa?

-Por una vez yo estaba pensando lo mismo que tú, Vicente. Además este paisaje no me concuerda en nada con las poblaciones de la ruta.

-En fin confiémonos ya que todo estaba tan organizado desde que hicimos la última escala en Nueva Delhi. Yo prefiero no mirar nunca la hora en estos vuelos.

-A mi, me pasa lo mismo, además hoy siento una pereza muy particular antes de realizar cualquier movimiento, debe ser ocasionada por el cambio de presión.

-Bueno, yo en realidad, no quise decir nada por no molestarte, cariño… pero lo cierto es que te noto muy mala cara desde que me he despertado del primer sueñecito del embarque. ¿Te encuentras bien? ¿Tu también dormiste al comenzar el vuelo?... ¡Estás tan pálida!

-¡Hay que ver, Vicente…! Tu siempre tan amable… ¿Crees, en serio, que necesito ese tipo de comentarios por tu parte? Me da miedo volar, eso es todo, ya lo sabes… Además… mirándome desde esa posición es imposible que puedas apreciar el color de mis mejillas. -¿A qué posición te refieres, Teresa?

-No me provoques, Vicente, insisto en que no me provoques… ¡Eres increíble!... sólo tú puedes alterarme aún más en este tipo de situaciones… (¡Tan pálida, tan pálida…!) Además… Si te mirases un poco a ti mismo…

-Discúlpame amor mío, tranquilízate. He sido algo estúpido con ese comentario, ahora pienso que tienes razón… Realmente sólo puedo verte los ojos. Si, son sólo los ojos lo que te estoy mirando (su expresión de miedo), lo demás puede que lo haya imaginado. Pero dime… ¿Qué le ocurre a mi aspecto?

-¿Que qué le ocurre a tu aspecto?, que qué le ocurre… ¿Lo preguntas en serio?... Por dios, Vicente… ¡Mírate!: La cara desencajada, un hilo de sangre corriendo por tu frente, el resto del cuerpo diseminado por … sabe Dios dónde!, la americana que te planché esta mañana hecha jirones, manchada de cenizas… Y aún te permites criticar mi aspecto, Vicente… Eres único para sacarme de quicio, desde luego. -Pero, Teresa… No te das cuenta de lo que me estás diciendo…

-No me ataques, Vicente… ¡No me ataques, haz el favor! Que la tenemos… -Tus ojos hablándome, desde ahí, Teresa. Y yo estoy inmóvil… ¡Esto es una locura! Prefiero no pensar en lo que nos ha pasado.

-Pero qué de tonterías dices… “lo que nos ha pasado”… ¡ja, ja, ja! es evidente que no nos ha pasado nada… Llevo toda una vida contigo y esto no es de ahora, Vicente. Tú siempre has sido igual de calzonazos… el inmóvil Vicente… ¿Te parece que estando en pleno vuelo es buen momento para ponerse trascendental? ¿Para montarme este drama?... Mira, Vicente. Solo te digo una cosa, Vicente… Esto se acabó… Vicente. Tú siempre has sido igual… Vicente... Se acabó... Se acabó... Vicente... Se acabó.