El dragón se comió las entrañas
de la bella princesa
y de su joven príncipe
y de las lindas hadas…
Se zampó las alas de los duendes,
la tierna cornamenta de los cervatillos
y la carne rosada
de los pobres enanitos labradores
Masticó ansiosamente las flores,
los nenúfares,
las coloridas setas
y las ramas doradas de los sauces,
El dragón arrasó los castillos,
sembró el fuego,
por todas las aldeas.
Aplastó con sus patas gigantes
las ranas y los sapos
que poblaban las charcas.
El dragón vomitó
sobre las aguas cristalinas
del estanque y del río,
defecó sus abundantes heces
(malolientes)
en los más ricos salones de todos los palacios.
Pero al llegar el día…
Se repitió el milagro:
Bajo la luz del sol…
El dragón se transformó
en un apuesto rey
bondadoso, sensible,
elocuente y elegante… y todos
(los supervivientes)
se apresuraron alegres
a rendir pleitesía
a su maravillosa majestad.
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